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A mis padres

Como muchos padres, los míos también han hecho lo que mejor han podido, con lo que eran y son, con lo que sabían y saben, con sus circunstancias y herramientas en su momento.


Elegí los padres que necesitaba para crecer, para ser quién soy, para caminar sobre mi propósito, para desarrollar empatía y consciencia.


Mis padres han sido imperfectamente perfectos para mi.


Grande aciertos.


Grandes lecciones.


No fue fácil.


Ahora, a mis 35 años, entiendo desde mi corazón lo que significa "honrar padre y madre". Y les honro, y les agradezco por la vida que fueron valientes al darme.


Cada vez que escucho sobre la relación con los padres hay algo que siempre me llama la atención de los míos por el gran trabajo que hicieron y aún lo hacen. Mis papás siempre han respetado quien yo he querido ser y me han apoyado.


Mis papás no han puesto sobre mí expectativas ajenas, ni han esperado que yo sea diferente a quien soy. Al contrario, han apoyado mis cambios de timón, mis decisiones arriesgadas, mis saltos al vacío y la búsqueda de mi misma. Han estado ahí (aunque con miedo) alentándome a ser valiente y auténtica.


Mis padres han podido observarme desde el prisma del corazón, que no entiende de presiones sociales, ni económicas, y aquello es una sabiduría que yo espero continuar.


Ser hija de mis padres ha sido una experiencia de búsqueda y libertad.


A veces olvidamos que los padres aún tenemos caminos por andar, unos menos y otros más sinuosos y que aquello es parte de la vida, de ser hijos y padres en crecimiento.


Honrar a los padres no es decirlo, es mirarlos con honestidad desde las heridas y los pilares que ha significado ser sus hijos en la vida.


Es perdonarlos y amarlos.


Sanarnos.


MPaz Dávila

@pazenlabarka



(Antón y sus abuelos)

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